En esta fase, ya logrando las anteriores, el procedimiento se vuelve rutinario: higiene postural, estático y dinámico, también le denomino: consolidación o maduración articular.
Esta fase se desarrolla en cuatro a seis meses de duración y se prolonga
para el resto de la vida del paciente. “Lo que bien se aprende…jamás se olvida”
ya que los hábitos del paciente deben de ser magníficos en cuanto a la higiene
postural, dinámica y estática. Es imposible pensar que en las anteriores
etapas, el paciente no haya aprendido las disciplinas posturales, la buena
dinámica de marcha y sobre todo, el cuidado y el uso del calzado adecuado.
El reforzamiento
articular consiste en mantener los efectos alineatorios de las articulaciones.
Nos seguiremos apoyando en las dos etapas anteriores pero ya con menos
frecuencia. No olvidemos que las articulaciones, por su uso, pueden ser
susceptibles de ser alteradas si recaemos en una mala higiene postural, es mas
fácil quitar un defecto alineatorio que una mala costumbre.
Nuestro cerebro
registra las posturas tradicionales al acostarnos, al sentarnos, al estar de
pie, incluso al caminar y a la hora de brincar reforzándolo a lo largo de los
años. Debemos hacer énfasis en la corrección de las malas posturas ya que trae
como consecuencia, deformación en las piernas, problemas circulatorios en los
sitios de presión con sus efectos hipotróficos musculares y de los demás
tejidos, torsiones de los huesos, inestabilidad de las articulaciones.
No olvidemos que las
posturas anormales por más de cinco minutos varias veces al día y durante meses
o años, interactúan con la plasticidad de nuestro esqueleto. Si de por sí, hay
manifestaciones ortopédicas heredadas y congénitas, las adquiridas por malas
posturas agravan sus procesos deformativos.
En ocasiones, me
encuentro con pacientes que tiene todas las agravantes de malas posturas,
nuestro proceso de alineación pueden ser neutralizado o dilatado.